Era una mañana típica en la que me encontraba sentada en mi escritorio, rodeada de hojas en blanco y un montón de ideas que parecían no querer salir.
En lugar avanzar, me encontraba atrapada en un bucle de pensamientos repetitivos. Miré por la ventana a mis estudiantes (un grupo de niñxs que durante la pandemia COVID 19 en el año 2019 fuimos la salvación unos de otrxs).
Admire su autenticidad desde la ventana de mi oficina en casa que colindaba al parque común. Su risa resonaba en el aire, y me di cuenta de que estaban inventando un juego en el que, a cada segundo, debían adaptarse a nuevas reglas. Mientras los observaba, comprendí que mi propia falta de atención estaba limitando mi capacidad para enfrentar los desafíos de manera creativa.
Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre cómo, a menudo, la rutina y la distracción atrapan la mente en una espiral de respuestas predecibles y convencionales. Al igual que mis estudiantes, la vida está llenas de oportunidades para innovar y practicar la adaptabilidad, sin embargo la falta de atención puede conducir a pasar por alto esas posibilidades.
En muchas culturas, el círculo es un símbolo de la vida misma: desde los ciclos de las estaciones hasta los momentos de alegría y tristeza que forman parte de nuestra existencia. Al igual que el ciclo del día y la noche, nuestras vidas están llenas de fases que se repiten, enseñándonos lecciones valiosas en cada giro.
En la búsqueda de la conexión espiritual y el autoconocimiento, el círculo emerge como un símbolo poderoso y profundo. Representa la eternidad, la totalidad y los ciclos interminables de la vida. Esta figura geométrica no solo encapsula la idea de continuidad, sino que también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza cíclica de nuestras experiencias y emociones.
HoopYogini™, que combina yoga y movimientos fluidos, también encuentra en el círculo una resonancia especial. Al girar y moverse en círculos, lxs practicantes experimentan la conexión entre cuerpo y mente, y reconocen cómo nuestras emociones y pensamientos fluyen en patrones cíclicos. La dosificación en este contexto se convierte en una herramienta esencial para mantener el equilibrio y la armonía.
La dosificación, tanto en la práctica de la HoopYogini™ como en la vida diaria, nos enseña a prestar atención a nuestras necesidades y límites. Aprender a dosificar nuestras energías nos permite navegar por los ciclos de la vida con mayor conciencia, reconociendo cuándo es el momento de avanzar y cuándo es necesario detenerse y reflexionar. Este enfoque no solo mejora la práctica individual, sino que también enriquece la vida personal, favoreciendo la presencia en la vida.
La vida tiene un carácter cíclico; diariamente presenta desafíos que, aunque distintos, a menudo requieren de un enfoque similar.
Sin embargo, el hecho de no vivir plenamente presente, vuelve fácil caer en patrones repetitivos, utilizando siempre las mismas soluciones. Las circularidades en nuestras vidas no solo se refieren a los ciclos de tiempo, sino a la forma en que las experiencias y aprendizajes se entrelazan.
El circulo representa la interconexión
En conclusión, el círculo es el recuerdo de que todo está interconectado. Los ciclos de lo eterno que ofrecen una oportunidad para aprender, crecer y evolucionar.
Así, el círculo se convierte en un símbolo de nuestra propia transformación, invitándonos a celebrar la belleza de la existencia en su forma más pura y auténtica.
Con amor INDRA…
https://www.instagram.com/la.red.de.joyas